El cosquilleo en la tripa, la sonrisa de oreja a oreja, las ganas de
más, de que se pare el tiempo, de abrazarte y no soltarte, de tenerte
durante una eternidad; aquí, a mi lado, escuchando cómo me dices muy muy
bajito que me quieres. Que nadie pensaría que podíamos llegar a tanto; y
ya nos ves, algo tan perfecto que incluso parece mentira. Pocas veces
en la vida he estado segura de algo, y ahora por fin siento que lo
estoy, de hecho estoy segurísima; segura de ti, de que te quiero y de
que no dejaría que nada estropease esto: algo de dos.
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