Yo la verdad, es que también lo buscaba siempre, en todos lados. Nunca lo había sentido, ¿y cuando lo sentí? creedme fue la mejor sensación que he tenido en mi vida. 

Era estar siempre, día sí y día también, bien, feliz; nada podía afectarme teniendo a esa persona especial a mi lado. Nunca me dejaba caer, ¿y si por casualidad me caía? Venia corriendo y me levanta sin apenas tener unos roces, me impresionaba la manera que tenia de verme, de sentirme, de entenderme. Éramos uno. La misma persona. Éramos una sola piel. A veces podía estar tres horas consecutivas mirándole. Mirando su sonrisa, sus ojos claros, su pelo, que por cierto, le encanta que se lo acariciase; sus manos, su manera única de fumar, podía quedarme embobada en él. Me gustaba pensar que aquello podía ser para siempre. 

Siempre supe que hubo algo que nos unió desde el principio. Me fascinaba cuando me hacía reír, le costaba tan poco, lo hacía todo tan fácil. Me sacaba un sonrisa hasta cuando estaba insoportable, tan insoportable que no podía ni aguantarme yo a mí misma, y sin embargo, ahí estaba él, con su sonrisa y como no, con sus tonterías, hasta que al final conseguía lo que quería, que le sonriera

Me encantaba cuando me mandaba mensajes largos poniéndome lo más bonito, ¿lo que os estáis imaginando? Pues el doble de bonito. Me encantaba él. Fueron grandes momentos. Luego, vino lo peor. El adiós. Fue amargo, triste, duro. Fue el adiós mas difícil que he tenido que pronunciar nunca, no quería que esto acabara. Lo nuestro, lo que alguna vez formamos él y yo, se derrumbo, se rompió, se cayó, se destrozó. Fue tan de golpe, tan rápido, tan complicado. Las cosas se fueron torciendo, ya no era todo como al principio, ahora había dolor, rencor, celos, desconfianza. Todo se había dado la vuelta, todo se transformó, todo dió un paso agigantado a aquello que no quería que pasara. Todo se acabó...

Posdata:  Sabemos que el final puede doler, y aún así, seguimos queriendo enamorarnos. Mi corazón le echa de menos, pero mi mente sabe que no va a volver...