jueves, 1 de noviembre de 2012

Un minuto contigo es caminar descalza sobre cristales, contar los "te quiero" que no me dices, olvidar las llamadas que no me haces. Y es tan placentero este dolor. Quiero que me utilices, que moldees este corazón en bruto. Trátalo a tu gusto, rómpelo, él jamás dejará de latir. Úsame y tírame como una muñeca de trapo. Abrázame y empújame. Sonríeme y grítame. Quiéreme si me odias y ódiame si quieres, pero lo que nunca harás será olvidarme. 

Me apuñalas con tu indiferencia mal finjida, con tus idas y venidas, y yo sigo besándote con mi estupidez suicida, con mis siete vidas ya gastadas. ¿Por qué sigo sonriendo? es un misterio. Me encanta que me roces los sentimientos con tus "ya te llamaré".  Elemental, como mi odio. Odio ver llover por la ventana, pero odio aún más ver llover por las tuyas. Y no se abrió ninguna cuando me cerraste la puerta. Y si llueve, pues te mojas y punto. Y puntos suspensivos que ya suman más de tres. Y tres veces te maldije anoche en sueños, pues no me atreví a la cara. Y este es otro sueño medio cumplido, mitad feliz, mitad suspiro. Y tú no eres mi otra mitad. Pero hoy puedes jugar con mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario